Primavera Yin: Florecer desde la raíz
Una invitación a transitar la primavera desde la calma y el enraizamiento. Este artículo amplía la mirada del yoga estacional a través de Yin Yoga, el taoísmo y sabidurías ancestrales como la maya, para florecer sin prisa y desde lo profundo.

Un enfoque compasivo para enraizar e intencionar desde la quietud y la consciencia plena.
Introducción: más allá del florecimiento visible
En el artículo anterior exploramos el yoga como un camino para florecer desde el alma. En este artículo, te invito a sumergirte en una práctica específica que encarna la quietud, la raíz y el fluir: Yin Yoga. En este tránsito de estación, cuando la naturaleza despierta, podemos elegir acompañar el movimiento no desde la urgencia, sino desde una escucha profunda.
Sabiduría Maya: florecer es recordar el ritmo
Desde la cosmovisión maya, este periodo está cargado de energía fértil, es la temporada de Q’anil LAMAT que etimológicamente viene de “semilla,” y “amarillo y comúnmente se representa por el conejo.
Significa germen, semilla, la vida y la creación; espíritu del germen y de todas las especies de semillas que germinan generando vida silvestre, vida natural, cumpliendo ciclos que en cada época nos alimentan y regalan las sustancias, las esencias que recrean a nuestra conciencia, voluntad, nuestra salud y nuestras acciones que deben ser de equilibrio.
Esta temporada es de la semilla, del florecer, de lo que se planta con intención. Pero también nos recuerda: que nada puede brotar si no tiene raíz. Esta sabiduría nos conecta con la idea de sembrar no solo afuera, sino en la consciencia.
Ritual para florecer con intención
Es una etapa muy buena para reiniciar o reconquistar aquello que tal vez considerabas perdido, aquí te dejo un ritual que puedes llevar a cabo durante esta temporada entre abril y mayo.
- Prepara un altar con elementos vivos: agua fresca, flores, semillas, hojas verdes.
- Escribe una intención: ¿qué parte de ti desea brotar este mes? ¿Qué debe ser liberado para que eso ocurra?
- Realiza tu práctica Yin con silencio consciente.
Al finalizar, colócate una mano en el pecho y otra en el vientre y repite en voz baja:
“Estoy floreciendo con raíz. Me permito crecer desde lo verdadero y reconquistar o reiniciar.”

El Yin Yoga: florecer desde la quietud
Yin Yoga es una práctica que invita al cuerpo a rendirse y al alma a escucharse. Se diferencia de los estilos más activos de yoga por su ritmo lento, su quietud prolongada y su enfoque interno. Aquí no buscamos “lograr” posturas, sino habitar espacios de sensación, abrir el cuerpo desde la raíz, y acompañar la energía sutil que se mueve en nosotras.
En cada postura de Yin, nos quedamos entre tres y seis minutos, en silencio, respirando. Ese tiempo sin moverse no es vacío: es fértil. La gravedad hace su trabajo, y con ella, el cuerpo afloja, el sistema nervioso se regula, y la mente empieza a calmar su oleaje.
Pero Yin Yoga va más allá del cuerpo físico. Trabaja sobre los meridianos energéticos, canales invisibles descritos por la Medicina Tradicional China. En primavera, enfocamos nuestra atención en los meridianos del hígado y la vesícula biliar, asociados al crecimiento, la claridad y la expresión del alma.
Este estilo de yoga no se impone. Nos enseña a florecer sin forzar. A liberar lo que oprime para que lo nuevo encuentre espacio. En ese silencio sostenido de cada postura, algo más profundo también se reordena: emociones que se abren paso, decisiones que se aclaran, memorias que se sueltan.
En una cultura que celebra el hacer constante, Yin Yoga es un acto radical de consciencia y compasión.
Guía de Yin Yoga para la primavera
Florecer desde la raíz
Esta práctica está diseñada para acompañarte suavemente en el tránsito de la primavera, un momento de expansión natural. Yin Yoga nos invita a soltar más que a estirar, a sentir más que a hacer. Es una práctica ideal si estás atravesando cambios internos, momentos de transición o simplemente si deseas reconectar con la raíz antes de florecer.

Antes de entrar en la práctica: Preparar cuerpo, mente y alma
Aunque Yin Yoga se practica desde la quietud, no significa que nuestro cuerpo esté listo para ella desde el primer momento. Prepararnos con amor también es parte del ritual.
Para comenzar:
- Moviliza suavemente las articulaciones (2–3 minutos).
Haz círculos con el cuello, hombros, caderas, muñecas y tobillos. Estira de forma libre mientras conectas con tu respiración. Esto despierta tu energía vital sin activar en exceso. - Calienta tu espacio interno:
Siéntate o recuéstate por un momento. Lleva una mano al corazón y otra al vientre. Respira profundo. Observa cómo estás hoy. Esa observación es el inicio de la práctica.
Tres claves para practicar Yin desde la consciencia
Yin Yoga es mucho más que mantener posturas. Es un espacio de presencia. En Yutori, lo abordamos desde tres ejes esenciales:
- Intención: ¿Qué deseo liberar o sembrar en mí hoy?
- Atención: Habitar el cuerpo con presencia suave, sin juicio.
- Permisividad: Darle espacio a lo que está, sin empujar. Yin es una forma de rendición amable.

Posturas para acompañar la primavera
Esta breve secuencia activa los meridianos del hígado y la vesícula biliar, asociados a la claridad, la expresión emocional y el movimiento armónico. Puedes hacerla completa o tomar una sola postura como anclaje para tu día. Utiliza todos los utensilios que tengas a la mano para sostener la postura y puedas permanecer el tiempo recomendado. Las variaciones que te muestro a continuación son sólo una orientación visual, sin embargo tú eres quien decide hasta dónde llevar la postura y cómo adaptarla sintiendo tu cuerpo y respetando sus límites.
1. Dragonfly (Libélula)
- Cómo se hace:
Siéntate con las piernas abiertas en forma de V. Inclina el torso suavemente hacia adelante, sin forzar. Usa un bolster, cojín o bloques para sostener el pecho, brazos o frente y permítete ser sostenida en esta postura. - Tiempo recomendado: 3–5 minutos
- Meridianos activados: Hígado, vesícula biliar, riñones
- Beneficios: Libera la parte interna de las piernas y caderas, afloja tensiones en el sacro. Espacio creativo y emocional.
- Adaptaciones: Si hay dolor lumbar o tensión en los isquiotibiales, mantén la espalda más erguida o usa soporte bajo las rodillas.


2. Reclining Twist (Torsión acostada)
- Cómo se hace:
Acuéstate boca arriba. Lleva ambas rodillas hacia el pecho y déjalas caer lentamente hacia un lado. Brazos abiertos en cruz. Repite al otro lado. - Tiempo recomendado: 3–4 minutos por lado
- Meridianos activados: Hígado, vesícula biliar, estómago
- Beneficios: Integra y digiere emociones. Calma el sistema nervioso y desbloquea el centro del cuerpo.
- Adaptaciones: Usa una manta o cojín bajo las rodillas si tocan el suelo con tensión. Si hay molestias en la espalda, reduce el ángulo de la torsión.

3. Bananasana (Postura de media luna)
- Cómo se hace:
Acuéstate sobre la espalda. Desliza piernas y brazos hacia un lado del mat, formando una ligera “C" con tu cuerpo. Las caderas permanecen firmes. Opcional: cruza los tobillos o usa soporte bajo ellos. - Tiempo recomendado: 3 minutos por lado
- Meridianos activados: Vesícula biliar, hígado, pulmón
- Beneficios: Estira los costados del cuerpo, libera emociones retenidas y expande la respiración.
- Adaptaciones: Si hay incomodidad lumbar, dobla levemente las rodillas o apoya una manta bajo la cabeza o talones.

Para Cerrar la práctica
- Finaliza con unos minutos en Savasana (tumbada boca arriba), cubriéndote si lo necesitas. Observa cómo te sientes, sin querer “entender” todo.
- Puedes tocar el corazón y repetir en silencio:
“Honro lo que mi cuerpo me ha mostrado. Me permito florecer desde la raíz.”

¿Para quién es esta práctica?
- Personas que buscan reconectar con su energía vital sin exigencia.
- Caminantes sensibles que atraviesan un cambio.
- Quienes sienten rigidez física, mental o emocional.
Si es la primera vez que practicas Yin Yoga, comienza con curiosidad, no con expectativa.
No es recomendada si estás con lesiones recientes en espalda, caderas o rodillas sin acompañamiento profesional. En caso de trauma activo o ansiedad intensa, se sugiere comenzar con posturas restaurativas y contención externa.
Y sobre todo, recuerda:
Tu práctica no necesita ser perfecta para ser transformadora.

En resumen
Florecer no es una meta, es una forma de estar presentes con lo que somos, justo ahora. No ocurre por fuerza, sino por espacio. En esta temporada donde todo a nuestro alrededor se abre hacia la luz, también podemos elegir abrirnos hacia adentro, con la misma ternura con la que la tierra sostiene a una semilla en su transformación.
En esta temporada, cuando la energía se eleva, también es vital recordar que no todo crecimiento se ve. Hay procesos que florecen en silencio, desde la raíz.
En Yutori, creemos en una renovación que no se apura, en un florecer que escucha. A través de nuestras sesiones de Yoga para la Vida, el enfoque terapéutico de MBCT (Mindfulness-Based Cognitive Therapy), y nuestras Terapias Holísticas, te acompañamos a alinear cuerpo, emoción y energía con el pulso de la vida.
Cada alma florece a su ritmo. Si estás transitando un cambio, un llamado interno o simplemente un deseo de mayor suavidad, este puede ser tu momento de volver a ti.
Lo que viene:
Porque no tenemos que florecer solos ni en todo momento.
En la quietud y el apoyo genuino de una comunidad es como recordamos nuestro propósito y reconocemos cómo somos sostenidos en cada paso.
Te invitamos a seguirnos en nuestras redes y ser parte de esta comunidad de bienestar y expansión de la consciencia.
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